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jueves, 20 de mayo de 2010
Recuerdos de mi niñez
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Todo el mundo tiene recuerdos de su niñez.
Yo recuerdo una infancia casi sin juguetes, ya que mi padre siempre decía que andábamos mal de dinero; y probablemente fué esa la razón de ser muy creativo con mis juguetes: Muchos me los fabricaba yo; llegué a hacerme una grúa, de esas grandes de las obras, con sus motorcitos a pilas y todo; tocadiscos, sí, jajajaja...tocadiscos que me fabricaba con los discos de plástico que llevaban las muñecas que hablaban; incluso hasta un tanque. También experimentos eléctricos que luego no me atrevía a probar (me daba miedo el calambre), y engañaba a mi hermana para que los enchufara ella, prometiéndole que no pasaría nada, que estaba seguro...
Jugaba mucho con mi hermana Marian: Nos peleábamos, como todos los hermanos, pero siempre fuimos muy afines. Recuerdo una ocasión en la que nos fabricamos un teléfono cada uno: Ella con el "Exin castillos", y yo con el "Tente" (para los más jóvenes, juegos de construcción, de los típicos de fichas), y hablábamos simulando que hablábamos por teléfono, estando el uno al lado del otro.
Bonitos recuerdos.
También me acuerdo de una ocasión en la que nos dió por robar zumos en un supermercado, y éramos tan ingénuos, que después de beberlos, guardábamos las latas vacías porque nos gustaban mucho las imágenes que traían y porque "nos daba pena tirarlas". Marian, que era un poco más pequeña que yo me preguntaba: ¿No es pecado robar? - a lo que yo muy seguro de mí, contestaba: - Si es para comer no...
Las guardábamos en un cajón hasta que pasó lo que tenía que pasar, y es que mi madre las encontró haciendo limpieza. Mi padre nos dió una soberana paliza, sobre todo a mí, ya que mi hermana en venganza, le dijo a mi padre: "Fernando dice que cuando le pegas ya no le duele", cosa que sí que le había dicho, para hacerme el bravucón, pero que por supuesto era totalmente falsa.
Pero de tantos y tantos recuerdos que me vienen a la mente, los más bonitos son los que me llevan a mis veranos en Moraleja (Cáceres). Más aún uno de ellos, en el que mi padre acondicionó una furgoneta que teníamos para dormir en ella. Le puso un colchón a media altura y otro en el suelo, a modo de literas.
"Acampamos" ese verano junto al río Alagón, en Coria. Éste río en verano disponía de varios merenderos y mis padres eligieron quedarse junto a uno de ellos.
Para nosotros fué una verdadera aventura: Calentábamos la leche del desayuno y cocinábamos en una bombonita de gas, y de vez en cuando comíamos una parrillada de carne o lo que fuera en el merendero.
Así de simple y así de fascinante. Durmiendo con el sonido del agua del río y durante el día bañándonos en él.
Además fué más o menos, mi último verano "de niño", ya que por entonces ya empezaba a fijarme en las "faldas", y los siguientes veranos fueron ya distintos; no peores, pero sí totalmente distintos.
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3 comentarios:
Gracias por tu entrada.Me ha traido bellos recuerdos muy parecidos a los tuyos.Yo tambien hice tocadiscos con una aguja jajajjaja.Bonito tema el que tienes jejejeje,que casualidad
Bella entrada, en la que todos hemos disfrutado de nuestra inocente niñez.
Gracias por entrar en mi blog y poder así descubrir el tuyo.
Saludos. Ángel.
Hay bellos recuerdos de mi infancia con mis hermanos, como nos llamaban los diablillos porque nos uniamos cuando alguien tocaba a otro, a pesar de ser la niña ahi estaba ayudando claro que como no llegaba mi cometido era morder los tobillos. Tambien de desear hacer lo que mis dos hermanos mayores hacian, subian aun arbol lo hacia lo malo es que despues tenia que venir mi padre al rescate porque no era capaz de bajar.
Primavera
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