
Ya llevaba mucho tiempo sin dibujar, como ya dije en otras entradas, y últimamente me dió por volver a coger de nuevo mis lápices. Pero sin darme cuenta acabo un dibujo y no encuentro el momento de empezar otro.
Tuvo que ser mi hijo el que me convenciera literalmente para que volviese a dibujar de nuevo. Y lo consiguió; así es que le prometí que además de empezar uno nuevo, sería para él.
Quisiera haberle hecho algo grandioso, pero mis manos no dan para mucho más.
En cuanto al tema del dibujo, ya llevamos varios veranos que nos asomamos unos días por Almería. Y éste último tuvimos la suerte de conocer un precioso pueblecito: Mojácar. En el dibujo se muestra una callejuela de ese pueblo. He querido mostrar esa tranquilidad que puede tener un pueblo tranquilo, típico; tanta como para que se pueda tumbar un perro en mitad de la calle sin el miedo a que venga un coche; así como buscando la sombra en un día de esos de calor aplastante.